ESTUDIO Y DRAMATIZACIÓN SALMO 7

Salmo 6 .

Ahora, el Salmo 6 lo hemos titulado: 
"El hombre perfecto en medio de la disciplina". Algunos lo han descrito como un clamor por misericordia. Bien, la razón es que este hombre ha mirado a su alrededor y ha visto toda la maldad que lo rodea. También ha mirado a su propio corazón y reconocido que de ninguna manera es perfecto ante Dios. Si los Salmos anteriores han tenido que ver con la mañana y el atardecer, este Salmo tiene que ver con la noche más oscura. Este Salmo está dirigido al director musical, en Neginot, sobre Seminit. Se nos presenta aquí un término nuevo, Seminit, que quiere decir "sobre la octava". Algunos creen que debía ser cantado por voces masculinas y otros, que debía ser acompañado con instrumentos de ocho cuerdas. El Salmo 5, como dijimos, era un Salmo imprecatorio y el Salmo 6, es un Salmo penitencial, un clamor de arrepentimiento, un pedido de clemencia, de gracia. Escuchemos lo que dicen los cuatro primeros versículos: "Señor, no me reprendas en tu enojo ni me castigues con tu ira. Ten misericordia de mí, Señor, porque estoy enfermo; sáname, Señor, porque mis huesos se estremecen. Mi alma también está muy turbada; y tú, Señor, ¿hasta cuándo? Vuélvete, Señor, libra mi alma. ¡Sálvame por tu misericordia!" Usted puede ver aquí que el autor fue consciente de su propia necesidad. Y al hacerlo, surge un gran clamor de arrepentimiento. Y a continuación, tenemos su confesión, que podemos leer ahora en los versículos 5 al 7 de este Salmo 6: "Porque en la muerte no hay memoria de ti; en el sepulcro, ¿quién te alabará? Me he consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo de llanto mi lecho, riego mi cama con mis lágrimas. Mis ojos están gastados de sufrir; se han envejecido a causa de todos mis angustiadores". Creemos que tenemos aquí un cuadro de David, y un cuadro del Señor Jesucristo. Tenemos también un cuadro de Israel en los últimos días, y un cuadro de los cristianos de esta misma época en la que vivimos usted y yo. Es un Salmo hermoso. Es un clamor por misericordia que surge de las profundidades de la desesperación. Y sólo la misericordia nos puede salvar. En el Nuevo Testamento se nos dice una y otra vez que Dios es rico en misericordia, en compasión. Él tuvo la compasión para usted y para mí, estimado oyente. Él tiene mucha compasión y ciertamente la necesitamos, En Isaías 52:14 el profeta dijo del Señor Jesús: "Como se asombraron de ti muchos (pues de tal manera estaba desfigurada su apariencia, que su aspecto no parecía el de un ser humano". En el Salmo 69, versículo 3 el Señor dijo: "Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios". Y nuevamente, en el Salmo 42, versículo 3 dijo también el Señor: "Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días; ¿dónde está tu Dios?" Y luego el Salmo 38, versículo 10 dijo: "Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor, y aun la luz de mis ojos me falta ya". Y por último, en el Salmo 88, versículo 9 dijo el Señor: "Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción; te he llamado, Señor, cada día; he extendido a ti mis manos. En todas estas expresiones, y sólo hemos mencionados algunas, el Espíritu de Cristo habla proféticamente de Su propio sufrimiento, por el cual Él pasaría en los días de Su humillación. Y su pueblo, la nación de Israel, ese remanente en la Gran Tribulación, también tendrá que pasar por el sufrimiento. En la actualidad, muchos de los creyentes en Cristo están soportando sufrimientos. Pero el consuelo es saber que Él ya ha pasado por el sufrimiento. Y lo ha soportado. No importa lo que usted esté pasando hoy; Cristo mismo ya lo ha soportado y Él puede consolarle. ¡Qué maravilloso es tener un Salvador como el Señor Jesucristo! El salmista dijo entonces en el versículo 8, de este Salmo 6: "¡Apartaos de mí, todos los hacedores de maldad, porque el Señor ha oído la voz de mi lloro!" Y aquí tenemos la respuesta a la oración; Como dice el versículo 9: "El Señor ha oído mi ruego; ha recibido el Señor mi oración". Y en cuanto al Señor Jesucristo, se nos dice en la epístola a los Hebreos, capítulo 5, versículo 7: "Y Cristo, en los días de su vida terrena, ofreció ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, y fue oído a causa de su temor reverente". Y esa es nuestra confianza hoy. Dios oirá y contestará la oración cuando estemos en medio de grandes problemas. ¿No es acaso un consuelo para usted, estimado oyente? Puede que usted se encuentre en este mismo momento en una situación muy difícil. Si así es, este Salmo es para usted. Llegamos ahora al Salmo 7 Alguien ha dicho que sobre este Salmo debería haberse escrito lo siguiente: "El juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?" Antes del Salmo figura la inscripción: "Sigaión de David, que cantó al Señor acerca de las palabras de Cus hijo de Benjamín". Aunque no podemos ser dogmáticos sobre el significado de "Sigaion", se ha pensado que podría significar "gritar". Aquí tenemos entonces a David clamando en una canción. ¡Quién hubiera podido escucharle! Este Salmo es un lamento en voz alta. Creemos que revela proféticamente la persecución y sufrimientos finales del remanente de Israel que temerá a Dios durante el período de la gran tribulación. Es un clamor contra quién la Biblia llama "el hombre de maldad", tema que continúa en el Salmo siguiente. Observemos la confianza de David en la oración. Leamos los versículos 1 y 2 de este Salmo 7: "Señor, Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame, no sea que desgarren mi alma cual león y me destrocen sin que haya quien me libre". ¿Quién es ese león? Es Satanás, de quién San Pedro dijo que estaba merodeando. Por ello dijo en su primera carta, 5:8, "Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar". Luego el salmista habló de una persecución injusta; leamos los versículos 3 y 4: "Señor, Dios mío, si de algo soy culpable, si hay en mis manos injusticia, si he dado mal pago al que estaba en paz conmigo o he despojado al que sin causa era mi adversario" El sufrimiento injusto del inocente en este mundo es algo que no comprendo. Y no propongo entenderlo pero quisiera decirle lo siguiente, estimado oyente. Yo sé que hay Alguien que sí lo comprende, y que Él nos lo explicará algún día. Hay cosas en mi vida, y estoy seguro que hay cosas en su vida también que ni usted ni yo comprendemos. Yo no puedo explicar su problema, porque yo ni siquiera saber por qué he tenido que pasar por ciertas cosas. Pero el Señor nos las va a explicar algún día. Ahora llegamos a una hermosa parte. Esta no es la oscuridad de la noche que vimos en el Salmo 6, sino que es la luz de la mañana. Leamos el versículo 6: "¡Levántate, Señor, en tu ira! ¡Álzate en contra de la furia de mis angustiadores y despierta en favor mío el juicio que mandaste!" Aquí el autor pidió que Dios le vengase. Y continuó diciendo en el versículo 11: "Dios es juez justo; y Dios está airado contra el impío todos los días". Por más que nosotros podamos ver la inmoralidad en estos días, y que la gente la considere normal, Dios no la aprueba. Él no está cambiando sus normas para acomodarlas al pensamiento contemporáneo. Por todo ello podemos cantar junto con David, las siguientes palabras del versículo 17 de este Salmo 7 "Alabaré al Señor conforme a su justicia y cantaré al nombre del Señor, el Altísimo". Si, es cierto Él fue llamado el Altísimo. Como dijo el profeta Isaías, Él vive en el lugar alto y sagrado, pero también está con el humilde y el afligido para darle ánimo y aliento. Estimado oyente, usted puede dirigirse a Él con sus propias palabras y Él se acercará para darle el consuelo y la paz que le dio al autor de este Salmo.

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