Comentario Breve Salmo 44, Video Salmo 44,45,46

 

El Salmo 45, uno de los grandes Salmos Mesiánicos, y uno de los puntos culminantes de la Palabra de Dios. Vamos a continuar entonces con la consideración del Salmo 44. Recordemos que el juez Gedeón hizo referencia a esos eventos históricos, en Jueces 6:13. Él le dijo al Ángel del Señor: Ah, señor mío, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Dónde están todas esas maravillas que nuestros padres nos han contado, diciendo: "No nos sacó el Señor de Egipto?". Y en aquel día futuro de aflicción, justamente cuando Dios esté a punto de liberarles nuevamente, los israelitas se referirán a la ayuda de Dios en el pasado. Y Dios, que intervino en el pasado, lo hará otra vez. Y el versículo 4 dice: "Tú, Dios, eres mi rey; ¡manda salvación a Jacob!" Cuando aquí mencionó a Jacob, se estaba refiriendo a él como persona, porque Jacob se convirtió en la nación de Israel. Cuando el salmista clamó Tú, Dios, eres mi rey estaba hablando sobre el Rey de Israel. Nuestro Señor Jesús es el Rey de ese pueblo y vendrá a liberar a Su pueblo de sus sufrimientos. Y hay aquí una aplicación para nosotros. Veamos pues, los versículos 5 y 6 de este Salmo 44: "Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos; en tu nombre hollaremos a nuestros adversarios, porque no confiaré en mi arco ni mi espada me salvará" En aquel día, el remanente fiel a Dios estará pidiendo venganza; ellos se encontrarán como viviendo bajo la ley, y tendrán el derecho de hacerlo. Nosotros en el día de hoy debemos orar por aquellos que nos usan engañosamente, o nos manipulan. En realidad, a nosotros incluso se nos ha indicado que debemos amar a nuestros enemigos. Se trata de una actitud bastante difícil de adoptar, pero lo que podemos hacer es entregarlos a ellos al Señor, y no solo para su salvación sino para que el Señor se ocupe de ellos. No debemos tomar la venganza en nuestras propias manos. Él nos ha dicho, en Romanos 12:19: Mía es la venganza, yo pagaré. Y nos referimos no solo a aquellos que nos han ofendido personalmente y acerca de los cuales tenemos motivos para quejarnos, sino también a los que están intentando estorbar la difusión de la Palabra de Dios. Cuando estamos ante situaciones semejantes, tenemos que pedir la intervención de Dios, antes que tomar el asunto en nuestras manos. El contexto profético de este pasaje nos presenta a los israelitas pasando por graves problemas. El enemigo está furioso contra ellos y la persecución será promovida por ese pequeño cuerno mencionado por Daniel en 7:25, que se refiere a una persona que estará acosando e intentando exterminar a los israelitas fieles a Dios. El Anticristo luchará contra ellos y los vencerá. Ellos se negarán a recibir la marca o señal de la bestia y muchos se enfrentarán con el martirio. En su angustia clamarán a Dios en los momentos más oscuros de la historia de este mundo. Y escuchemos lo que dice el versículo 22, del Salmo 44: "Pero por causa de ti nos matan cada día; somos contados como ovejas para el matadero". Este no es el cuadro actual de la Iglesia, ¿no le parece? Es cierto que en la actualidad hay muchísimos cristianos sufriendo por causa de Cristo en algunos países. Desde una perspectiva mundial, en general, la iglesia no está sufriendo persecución. Sin embargo, en el futuro aquella parte de Israel que hemos llamado el remanente fiel a Dios será perseguida. Y es ese remanente el que está hablando en este pasaje. Ahora, el versículo 23, dice: "¡Despierta! ¿Por qué duermes, Señor? ¡Despierta! No te alejes para siempre". Tenemos aquí un clamor para que Dios se despierte, por así decirlo. Bueno, Dios no está dormido oyente, y será la desesperación la que hará que esos creyentes clamen al Señor de esa manera. En la época de los Macabeos ? período entre el Antiguo y el Nuevo Testamento ? los enemigos de Israel se colocaron en un primer plano frente a esta nación. En lo que se refiere al pasado, fue la época en que Israel sufrió más que en cualquier otra época de su historia; pero aquella experiencia no será nada en comparación con el sufrimiento que tendrán que soportar durante la gran tribulación. Durante el período de los Macabeos había un grupo de sacerdotes que se llamaban "los despertadores", y ellos eran quienes clamaban a Dios y elevaban este clamor: Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Y en aquel día pensaban que Dios estaba descansando. Pero Juan Hyrcano, uno de los Macabeos principales, un sumo sacerdote, puso fin a esta práctica. Le preguntó a la gente: ¿Acaso la Deidad duerme? ¿No dice la Escritura Por cierto, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel?" No necesita usted pedirle a Dios que se despierte, incluso cuando haya momentos en los que se sentiría inclinado a hacerlo. En aquel día futuro, al remanente fiel a Dios le parecerá que El está dormido y le dirá: ¡Despierta! ¿Por qué duermes, Señor? Pero cuando ese día llegue, Dios no estará descansando. Estará preparado para entrar en acción. No desechará a Su pueblo para siempre.

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