COMENTARIO SALMO 52 (Video 52,53,54)

 

El salmo 52 es un salmo de lamento individual, en el cual visualizamos el clamor de David tras enterarse de una de las tragedias más desoladoras ocurridas en el pueblo de Israel. Para poder interpretar y entender correctamente este texto, debemos remontarnos en un momento de la historia donde la fama de David (1 Samuel 18:30) había ocasionado los celos airados del rey Saúl (1 Samuel 18:6-9), por lo que éste comenzó una persecución contra David para liquidarlo (1 Samuel 19:1-12, 1 Samuel 20:33). En vista de esto, David huyó a la ciudad de Nob para ver al sacerdote Ahimelec, a quien le pidió alimento y armamento (1 Samuel 21:3,8). Ante esta visita y solicitud inesperada, Ahimelec generosamente accedió a la petición de David, quien nunca pensó que en ese momento éste se había convertido en un verdadero fugitivo del Rey Saúl. Lamentablemente, cuando todo esto ocurrió, Doeg, jefe de los pastores del Rey Saúl, presenció todo lo ocurrido en Nob, y posteriormente se lo reveló al Rey (1 Samuel 22:9-10). Luego de esto, Saúl mandó a llamar a Ahimelec, a quien acusó de traición (1 Samuel 22:13), y aun cuando los hombres de su escolta se negaron a matar a Ahimelec y al resto de sacerdotes tras la orden del Rey, Doeg asintió a la orden, y mató en ese mismo instante a ochenta y cinco sacerdotes que aún vestían sus vestiduras sacerdotales. A pesar de este crudo asesinato, la masacre no culminó aquí, ya que Doeg se dirigió a Nob, la ciudad de los sacerdotes, y mató a las familias de los sacerdotes—hombres y mujeres, niños y recién nacidos—y a todo el ganado, burros, ovejas y cabras (1 Samuel 22:19 NTV). Abiatar, uno de los hijos de Ahimelec, logró escapar y dio aviso a David de cómo Saúl había dado muerte a los sacerdotes de Jehová, a lo que David responde: “yo sabía que estando allí aquel día Doeg el edomita, él lo había de hacer saber a Saúl. Yo he ocasionado la muerte a todas las personas de la casa de tu padre (1 Samuel 22:22). Esta es la antesala para que David escribiese el salmo 52. 1 ¿Por qué te jactas de maldad, oh poderoso? La misericordia de Dios es continua. En el primer versículo, y tras lo ocurrido, en la mente de David se genera una pregunta que responde de inmediato en su corazón, señalando que aún cuando se haya actuado de una manera vil y despreciable, la misericordia de Dios permanecerá eternamente. Esta declaración es sinceramente tremenda tras los sucesos ocurridos en Nob, ya que aún cuando pareciese que la maldad ha triunfado, y tras la desolación que todo esto conllevó, David está confiado que no es así, más bien está plenamente convencido de que lo ocurrido no quedará sin respuesta por parte de Dios; aún con todo el golpe emocional de saber que los sacerdotes con los cuales compartió días atrás, y que lo ayudaron, ahora estaban muertos, y no solo ellos sino también sus familiares. A pesar de la desolación y la tristeza que debieron acarrearle a su alma en aquel momento por todos aquellos servidores que murieron, David encuentra refugio en el conocimiento que tiene de Dios al saber que Su misericordia permanecerá. La Nueva Traducción Viviente utiliza la palabra justicia en lugar de misericordia, la cual se ajusta mucho más al texto en su conjunto, así que, en resumen, en este primer versículo, David está diciéndole a Doeg que “hagas lo que hagas, Dios hará sentencia, Dios hará justicia”. 2 Agravios maquina tu lengua; Como navaja afilada hace engaño. 3 Amaste el mal más que el bien, La mentira más que la verdad. Selah 4 Has amado toda suerte de palabras perniciosas, Engañosa lengua. Desde el versículo 2 al versículo 4 David habla sobre el reporte que Doeg le entrega a Saúl, y lo describe como un reporte lleno de malicia y engaño, el cual proviene de alguien que simplemente ama más el mal que el bien. De cierta manera David detalla la maldad visible que se ha ejecutado, la cual ha palpado, y por la cual es su gran lamento; esta maldad es tácita, no es algo que él espera recibir eventualmente, sino que es algo que vive en el presente y que le trae un profundo dolor. 5 Por tanto, Dios te destruirá para siempre; Te asolará y te arrancará de tu morada, Y te desarraigará de la tierra de los vivientes. Selah 6 Verán los justos, y temerán; Se reirán de él, diciendo: 7 He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, Sino que confió en la multitud de sus riquezas, Y se mantuvo en su maldad. En la sección anterior visualizamos como David describe la acción maligna de un hombre, la cual como hemos estado examinando, desencadena en un suceso devastador y desgarrador. Por el contrario, en esta sección, visualizamos eventos futuros. Estos versículos muestran la fe de David, la convicción de David, la certeza de David en lo que Dios realizará. David siempre se caracterizó por meditar en la ley de Dios, y mediante esto conoció a Dios de una manera profunda e íntima. La ley de Dios le reveló a David que ÉL es Justo, y por lo tanto no puede dejar libre al culpable. Después de todo lo que ocurrió en Nob, David encuentra refugio, consuelo, y esperanza solo en Dios. David no tiene otro refugio, no tiene otro consuelo ni tiene otra esperanza, Dios es todo lo que tiene, es su último suspiro, no hay más para él. Ahora bien, mediante estos versículos, comprendemos que Dios actuará, y hará justicia, pero David no sabía cuándo eso ocurriría, solo sabía que ocurriría en algún momento del tiempo. Pero ¿por qué es importante analizar esto? Sencillamente porque David no se refugió en una justicia humana e imperfecta, sino que se refugió en una justicia perfecta, la justicia de Dios. David se refugió en una justicia insuperable, la cual no traería de vuelta a la vida a los sacerdotes, de hecho David podía morir incluso antes de que Dios hiciera justicia a Doeg, pero él sabía que eso llegaría, y era su esperanza, era su descanso, era su alivio. Al conocer el carácter Justo de Dios, David sabía que se haría justicia, aun cuando él no lo pudiera ver. 8 Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre. 9 Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así; Y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos. En estos versículos finales, podemos deleitarnos con las palabras de un hombre cuyo corazón es conforme al corazón de Dios. En el v.8 vemos la fortaleza de David, la fuerza de David, lo inamovible que es David, la convicción que tiene debería dejarnos perplejos a todos. Su confianza en Dios es tan maravillosa, es tan grandiosa, es tan admirable que hasta el día de hoy recordamos sus hazañas, y ésta es una más. En este versículo apreciamos que el pilar en la vida de David era su Dios, y nadie más. Como lo mencioné anteriormente, Dios era el último suspiro de David, su vida entera estaba postrada a los pies del Señor. En el v.9, y a pesar de la situación, David termina alabando a Dios, y enfatiza que lo hará para siempre, es decir que ninguna situación alterará su amor y admiración por Dios. Además, añade que lo alabará por hacer las cosas de la manera que las hace. David no entra en discusiones con Dios, ni comienza a quejarse por hacer las cosas así, más bien a pesar del dolor que en ese momento debió haber tenido, él comenzó a alabar porque simplemente Dios había hecho las cosas así. Finalmente, podemos extraer del texto que David esperaba solo en el nombre de Dios, porque sabía que ÉL era bueno, y no lo haría solo, sino delante de sus santos. De acuerdo a lo que hemos estudiado, podemos resumir el salmo 52 en la siguiente oración: “Dios, tu justicia permanece para siempre”.

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