Breve Comentario Salmo 47 Video Salmo 47,48,49

 

Salmo 47 Este es el segundo salmo del grupo de salmos que presenta el reino milenario, que será establecido por el Señor Jesucristo en Su segunda venida. Constituye una continuación de la alabanza y adoración a Cristo que en ese momento será Rey sobre toda la tierra. En los versículos 1 y 2, de este Salmo 47, leemos: "¡Pueblos todos, batid las manos! ¡Aclamad a Dios con voz de júbilo! Porque el Señor, el Altísimo, es temible, rey grande sobre toda la tierra". En la frase el Señor, el Altísimo, es temible, es decir imponente, rey grande sobre toda la tierra, vemos el énfasis en un reino universal y que El, como rey, será alabado y adorado. Pero antes de reinar sobre toda la tierra, tendrá que aplastar la anarquía, la vanidad y la rebelión del hombre contra Dios. En el Salmo 46 vimos la celebración de Su venida en juicio y aquí en este Salmo 47, Su reino es establecido y El está reinando en la tierra. Luego en los versículos 3 y 4 se nos dice: "Él someterá a los pueblos debajo de nosotros y a las naciones debajo de nuestros pies. Él nos elegirá nuestras heredades, la hermosura de Jacob, a quien amó". Aquí cabe una expresión universal de alegría a causa de la segunda venida de Cristo. Habrá gozo en esta tierra cuando Él venga. Pueblos todos, batid las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo. Esta frase nos hace sentir que la humanidad estará viviendo su experiencia más feliz. Esta explosión de alegría contrasta con la apatía y frialdad de ciertas celebraciones cristianas, que suelen explicarse como una demostración de reverencia y solemnidad. Pero en ocasiones hay que reconocer que lo que algunos llaman reverencia y respeto, puede indicar una falta de vida o de vivencias espirituales. Cada creyente debería examinarse y preguntarse si su experiencia al reunirse con otros cristianos constituye una expresión de vida, de vida abundante, de alegría y de triunfo. Veamos lo que nos dicen aquí en el Salmo 47, los versículos 5 al 9: "¡Subió Dios con júbilo, El Señor con el sonido de trompeta! ¡Cantad a Dios, cantad! ¡Cantad a nuestro Rey, cantad!, porque Dios es el Rey de toda la tierra. ¡Cantad con inteligencia! Dios reina sobre las naciones; Dios se sienta sobre su santo trono. Los príncipes de los pueblos se reunieron como pueblo del Dios de Abraham" Otra versión traduce estos versículos de la siguiente manera: ¡Dios el Señor ha subido a su trono entre gritos de alegría y toques de trompeta! ¡Cantad, cantad himnos a Dios! ¡Cantad, cantad himnos a nuestro rey! ¡Cantad un poema a Dios, porque él es el rey de toda la tierra! ¡Dios es el rey de las naciones! ¡Dios está sentado en su santo trono! Los hombres importantes de las naciones se unen al pueblo del Dios de Abraham. Dice aquí Subió Dios con júbilo, El Señor con el sonido de trompeta. Es decir, que ascendió al trono en medio de aclamaciones de alegría. Y el hecho de que ascendió, nos recuerda que primero tuvo que descender. Él vino a esta tierra hace más de 2000 años, nació en Belén, terminó Si obra de salvación en el mundo y después ascendió al cielo. Creemos que el Salmo 24 se refería a esa ascensión. Lo que tenemos aquí es otra ascensión. Cuando El venga a la tierra por segunda vez, establecerá Su reino e irá y vendrá a la nueva Jerusalén. Pensamos que entre la nueva Jerusalén y este mundo habrá como una gran vía de comunicación y todos podrán desplazarse con libertad. Probablemente el Señor descenderá o ascenderá en ciertas ocasiones durante su reinado y hará visible Su gloria sobre toda la tierra Eso será algo fantástico, maravilloso y seguramente superará todo lo que nuestra imaginación pueda concebir en la actualidad, y todo lo que pase por nuestra mente resulte una mera aproximación a aquella magnífica realidad. Y llegamos ahora al Salmo 48 Y aquí tenemos el último Salmo que pertenece a la misma serie de 3 salmos. Es un Salmo milenario y celebra la victoria final y completa del Mesías sobre la tierra. Leamos los versículos 1 al 3, de este Salmo 48: "Grande es el Señor y digno de ser en gran manera alabado en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo. ¡Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra es el monte Sión, a los lados del norte! ¡La ciudad del gran Rey! En sus palacios Dios es conocido por refugio". Vamos a leer otra traducción de estos 3 versículos: ¡El Señor es grande! ¡Nuestro Dios es digno de alabanza en su ciudad y en su santo monte! ¡Qué hermosa altura la del monte Sión, allá, en el extremo norte! ¡Es la alegría de toda la tierra! ¡Es la ciudad del gran rey! Dios está en los palacios de Jerusalén; Dios se ha dado a conocer como un refugio seguro. Cuando dice Monte de Sión, significa literalmente Monte de Sión; y cuando habla sobre la ciudad de Dios en el monte santo, se refiere a Jerusalén. Observemos la mención a los lados del norte. Es una expresión interesante. Probablemente se refiere al ascenso y descenso de esta tierra. Hay una notable profecía en Isaías, capítulo 14, versículos 13 y 14, que menciona a Satanás en conexión con los "lados del norte" y que dice: Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo. En lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono y en el monte del testimonio me sentaré, en los extremos del norte; sobre las alturas de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo. Los "lados o extremos del norte" son aparentemente la ruta. Satanás, en realidad, espera poder derrocar a Dios. Este es entonces el conflicto, que consistirá en una gran batalla que tendrá lugar en la tierra. Continuemos leyendo los versículos 4 y 5: "Ciertamente los reyes de la tierra se reunieron; pasaron todos. Y viéndola ellos así, se maravillaron, se turbaron, se apresuraron a huir". Por su carácter descriptivo leeremos otra versión que, desde el versículo 4 hasta el 7 los traduce así: Pues los reyes se reunieron y juntos avanzaron contra ella; pero al ver la ciudad se sorprendieron, se inquietaron y huyeron. El miedo se adueñó de ellos; se retorcían de dolor, como mujer de parto; como el viento del este, que destroza los barcos de Tarsis. Creemos que describe el tiempo final del período de los mil años de paz, cuando el diablo es liberado de la prisión. En relación con esto dice Apocalipsis 20:7-9, 7Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión 8y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla. Su número es como la arena del mar. 9Subieron por la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; pero de Dios descendió fuego del cielo y los consumió. Leamos ahora el versículo 8 de este Salmo 48: "Como lo oímos, así lo hemos visto en la ciudad del Señor de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios. ¡La afirmará Dios para siempre!" La gente había oído y leído acerca de esto en los profetas, y entonces estarán viendo el cumplimiento literal de lo que se había predicho. Es la prometida liberación que a través de los siglos Dios les había asegurado que llegaría, y que finalmente, se hará realidad. Y los versículos 9 y 10 dicen: "Nos acordamos de tu misericordia, Dios, en medio de tu Templo. Conforme a tu nombre, Dios, así es tu loor hasta los fines de la tierra". En el templo milenario ellos le adorarán y meditarán sobre su bondad. Este salmo concluye con un gran coro de Aleluya, Leamos los versículos 11 al 14: "Se alegrará el monte Sión, se gozarán las hijas de Judá por tus juicios. Andad alrededor de Sión y rodeadla; contad sus torres. Considerad atentamente su antemuro, mirad sus palacios, para que lo contéis a la generación venidera, porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; él nos guiará aun más allá de la muerte". O sea, que con gran alegría caminarán por Jerusalén, observando cada parte de la ciudad, y alabando a Aquel que es su Dios y el guía de sus vidas. Este es un Salmo magnífico, que tiene mucho significado para nosotros en el presente, al reafirmarnos en la fidelidad de Dios para los suyos, en el cumplimiento de Sus promesas, y en asegurarnos que el cumplirá sus propósitos, y no solo en la historia, sino en aquellos que de todas las naciones crean en El, entregándole el control de sus vidas. Y en su amor, reflejado en la obra redentora de Cristo, termina diciendo el Salmo, nos guiará aun más allá de la muerte. Realmente, merece la pena apoyarnos en una esperanza como esta.

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