SALMOS 38,39,40. VIDEO

 

Salmos 38 es un Salmo que contiene una Oración por David ,esta oración es de penitencia . El titulo biblico es Oración de un penitente. 22 Versos biblicos en los cuales David clama a Dios pidiendo ¡Ayuda!. Salmo 38 dijo: "El Señor, no me reprendas en tu furor ni me castigues en tu ira". David, con gran angustia, oró para que Dios, en su enojo, no le juzgara. Su enfermedad era un resultado del pecado. Y luego, vemos una verdadera convicción, en los versículos 3 y 4, donde dijo: "Nada hay sano en mi carne a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado, porque mis maldades se acumulan sobre mi cabeza; como carga pesada me abruman". Ni usted ni yo, estimado oyente, podemos llevar nuestras cargas, especialmente la carga del pecado. Debemos dejarla en manos de Dios. Y dijo en los versículos 5 al 8: "Hieden y supuran mis llagas a causa de mi locura. Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día, porque mis lomos están llenos de ardor; nada hay sano en mi carne. Estoy debilitado y molido en gran manera; ¡gimo a causa de la conmoción de mi corazón!" En relación con el aspecto profético de este salmo, algunos lo han interpretado como una descripción de la condición de Cristo en la cruz, y dicen que cuando Cristo llevó nuestros pecados, también llevó nuestras enfermedades y que, en efecto, llevó sobre su cuerpo todas las enfermedades de la humanidad. Esto no es cierto porque la enfermedad es el resultado del pecado, y en El no había pecado. En el relato de Su nacimiento, en Lucas 1:35, leemos la respuesta que recibió la virgen María: 35Respondiendo el ángel, le dijo: ?El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios. O sea que El era santo, nació sin una naturaleza pecaminosa. De Su vida en la tierra el Padre celestial dijo, en Marcos 1:11, Tu eres mi Hijo amado, en ti tengo complacencia. Y cerca del final de su vida en la tierra el mismo Señor Jesús preguntó, en Juan 8:46, ¿Quién de vosotros puede acusarme de pecado? Jesús era santo, inocente, y estaba separado del pecado. El no podía haber sido el Cordero sin defecto ofrecido por nuestro pecado si hubiera sufrido enfermedades, al ser la enfermedad un resultado del pecado en la raza humana. Cristo era santo cuando llegó a la cruz. En aquellas primeras tres horas en la cruz, el hombre hizo lo peor que podía hacer, pero Dios, en las últimas tres horas en la cruz, hizo lo mejor que podía hacer, porque Cristo tomó sobre Sí mismo, el pecado de todo el mundo. Y es en este punto que tenemos que ser cuidadosos. Fue el pecado del mundo lo que Él llevó, y cuando se nos dijo, que Él llevó nuestras enfermedades, estaba hablando de la enfermedad del pecado. Simón Pedro, lo confirmó en su primera epístola, capítulo 2, versículo 24. "El mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia. ¡Por su herida habéis sido sanados!" Ahora, sanados ¿de qué? ¿De nuestras enfermedades? ¡No, de pecado! El llevó nuestros pecados en la cruz, y se hizo cargo del problema del pecado en lugar nuestro. El no tenía un cuerpo enfermo. La enfermedad es un resultado del pecado, y no había pecado en el Señor Jesucristo. Sería algo muy grave decir que El contrajo enfermedades cuando colgaba de la cruz. Aquellos que hemos soportado enfermedades en nuestro cuerpo nos podemos identificar con David en este Salmo. Y podemos hacer como EL hizo: llevar, en primer lugar, nuestro caso, ante el Gran Médico divino, aunque luego recurramos a la mejor atención médica posible. Dios puede sanar soberanamente, utilizando los medios que El quiera, incluyendo el talento y la sabiduría que él ha dado a los seres humanos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Dulces Promesas son las Del Señor

Homenaje a la Mujer virtuosa

SALMO 57-Breve Comentario Salmo 58 (VIDEO)